“Un currículo es la concreción específica de una teoría
pedagógica para volverla efectiva y asegurar el aprendizaje y el desarrollo de
un grupo particular de alumnos para la cultura, época y comunidad de la que
hacen parte. Un currículo es un plan de construcción (y formación) que se
inspira en conceptos articulados y sistemáticos de la pedagogía y otras
ciencias sociales afines, que pueden ejecutarse en un proceso efectivo y real
llamado enseñanza. El currículo es la manera práctica de aplicar una teoría
pedagógica al aula, a la enseñanza real. El currículo es el mediador entre la
teoría y la realidad de la enseñanza, es el plan de acción específico que
desarrolla el profesor con sus alumnos en el aula, es una pauta ordenadora del
proceso de enseñanza. (Posner, Colombia. 1998)”
Cuando hablamos del proceso de currículo y la planificación
educativa lo hacemos pensando en la necesidad que tienen los maestros y
maestras y la comunidad educativa en general de seleccionar de manera apropiada
el conjunto de experiencias educativas y aprendizajes que permitan la formación
integral de las niñas y niños guatemaltecos. En este sentido, el currículo se
concibe como una acción consciente, racional y sistemática dirigida hacia la
realización de un conjunto de fines intencionalmente propuestos por una
comunidad para dar respuesta a los requerimientos y demandas de formación de
los ciudadanos guatemaltecos. En la actualidad podemos afirmar que la
planificación en el desarrollo curricular es una tarea indispensable dado que
el extraordinario desarrollo cultural, artístico, científico y tecnológico que
ha alcanzado la humanidad, en cuenta la sociedad guatemalteca con todas sus
diferencias culturales, demanda la selección y organización de conjuntos de
experiencias y aprendizajes pertinentes y relevantes que logren dar y hacer
sentido a la vida de las personas y las sociedades. De hecho, una sola vida no
basta para acumular o desarrollar aprendizajes expresados en conocimientos,
valores, actitudes, experiencias y significados que una sociedad produce.

Adicionalmente, la escuela va más allá de aquellos aprendizajes que los
individuos adquieren en sus hogares, en el barrio, en la comunidad, en los
medios de comunicación social o en cualquier otra expresión de la vida
cotidiana aún más, en casos como el de nuestro país, después de los acuerdos de
paz, a la escuela o a los centros educativos, les corresponde la función de
generar nuevos conocimientos y nuevas prácticas de convivencia social. Los
niños y las niñas, los padres y madres de familia, miembros de la sociedad
civil, autoridades y, fundamentalmente, maestros y maestras, directores y
personal administrativo encargados de la educación están llamados a través del
ejercicio de su labor educativa, a transformar la sociedad guatemalteca en
función de los ideales propuestos en la Constitución Política de la República,
en la Ley de Educación Nacional y en la Reforma Educativa. Una sola vida no
basta para aprender todos los conocimientos y prácticas que nuestras sociedades
generan, así como la escuela no es capaz de proponer la totalidad de la riqueza
cultural, social y científica de nuestras civilizaciones. Cuando hablamos del
proceso curricular y de su planificación nos estamos refiriendo al proceso de
selección y organización de las acciones que se llevan a cabo en las escuelas y
la generación de proyectos de procesos de aprendizaje social, culturalmente
pertinentes y altamente relevantes. Por tanto, el proceso de planificación parte
de la revisión de las necesidades de la población, de los intereses y
necesidades de los estudiantes y de las expectativas sociales expresadas en los
programas nacionales. Esto quiere decir que la planificación curricular tiene
como fin la organización, desarrollo y evaluación del aprendizaje y determinar
los fines, objetivos y particularmente, el qué, el cómo el cuándo, el quiénes y
cómo evaluamos los procesos de aprendizaje. Algunos teóricos del currículo han
llegado afirmar que el currículo puede ser visto como un espacio de conflicto
entre distintas posiciones. En algunos casos las diferencias entre una
aproximación y otra pueden ser tan grandes que resultan posiciones
contradictorias. Esto no nos debe asustar o confundir. Por el contrario, esto permite
construir prácticas educativas democráticas que podamos consensuar entre
distintas posiciones. De hecho en una misma escuela, entre la directora, la
supervisora y la maestra hay distintas formas de ordenar desarrollar las
acciones educativas. Por ello, se requiere que todos trabajemos como un equipo
cooperativo de trabajo. Algunos maestros enfatizan en el conocer, otros en el
saber hacer o el aprender a convivir, para otros es el aprender a ser, el
aprender a aprender y el aprender a lo largo de toda la vida. Un currículo
integral y democrático une todas estas dimensiones de los aprendizajes.
Una de las acciones y prácticas educativas más complejas, la
constituye lo que denominamos por currículo. Todos tenemos que ver con él, pero
poder comprenderlo se ha convertido en una tarea sumamente difícil. En
realidad, el carácter ideal de lo que denominamos como “currículo nacional”,
como cualquier otro proyecto o plan, está sujeto a las condiciones reales que
existen en nuestras escuelas y aulas. De hecho, los distintos actores
educativos, incluyendo alumnos, maestros, padres de familia y comunidad en
general, propician una dinámica de aprendizaje que de una u otra manera tiene
relación con las expectativas generadas por los proyectos curriculares que se
diseñan por las oficinas técnicas de los Ministerios de Educación. Para un
estudiante quien ve el currículo como el conjunto de conocimientos que se han
de aprender, los cuales están distribuidos por asignaturas durante un horario
regular de clases, evaluado cada mes con un conjunto de reportes en donde los
padres y madres de familia o encargados correspondientes, tienen la idea no
sólo de los resultados de los exámenes, sino que también una valoración de la
conducta que se tuvo en la escuela a consideración de los maestros y del
conjunto de actitudes y comportamientos que son requeridos por parte de una
persona tales como disciplina, responsabilidad, limpieza, orden, atención, etc.
Por otra parte observamos que para los maestros el currículo
consiste en un programa de estudios que se debe enseñar en un año escolar a los
estudiantes, generalmente el programa de estudios ha sido escrito por otros,
quienes raras veces entienden las condiciones en las que se encuentran nuestras
escuelas y que regularmente atentan contra su libertad de enseñanza, juicios y
experiencias en las aulas de una escuela rural o de la ciudad capital sin
muchos recursos y medios educativos. El currículo, aparece como un
requerimiento que nos demanda una planificación que se complica si se considera
el número de disciplinas o asignaturas que debemos desarrollar, el número de
contenidos que se deben de cumplir durante un año, el conjunto de problemas que
se tienen que resolver por la dinámica de interrelaciones de los estudiantes,
padres de familia y directores de escuela. En muchos casos la planificación es
difícil para el maestro, ya que debe realizarla para diversos grados que atiende
en la escuela y cumplir con las funciones de director del establecimiento:
preocupándose por la falta de escritorios, de libros de texto, de cuadernos y
de otros recursos necesarios para su buen desempeño. Sin contar con los
reportes que constantemente tiene que ofrecer a los padres de familia, quienes
se debaten entre pedirle todo su apoyo para educar y disciplinar a sus hijos o
la inconformidad por no cumplir bien con su función en el ejercicio del
magisterio, asimismo la preocupación que genera el tener bajos salarios y en
algunas ocasiones el tener que correr a otra escuela o colegio y volver a la
dinámica anteriormente descrita.

Podemos decir entonces que el currículo conlleva la
participación de diversos actores, cada uno con sus ideas, intereses y
experiencias. En el caso de los maestros de las escuelas primarias el currículo
tiene la finalidad de orientar la labor docente y parte fundamental será su
compromiso con las acciones de formación de la niñez. Por ello, el currículo
del nivel primario deberá tener en cuenta cuatro aspectos importantes:
a)
Debemos de promover la participación de los diversos actores en la
planificación y desarrollo curricular. A partir de las propuestas curriculares
que provienen de los niveles nacionales o regionales, las y los maestros deben
asumir un liderazgo, facilitar y mediar procesos de aprendizaje y su
planificación, dando participación a los y las estudiantes, y comunidad
educativa en general.
b) La formación integral de la persona implica que exista
una buena comunicación entre los diversos actores, especialmente en la
elaboración de un proyecto curricular del centro educativo, en donde todos
aprenden juntos como equipos de trabajo cooperativo, dándole unidad a los
aprendizajes que un niño o una niña construye desde los niveles iniciales hasta
los niveles superiores.
c) Los procesos de planificación y desarrollo curricular
deben de considerar la generación de un consenso, que incorpore los acuerdos y
desacuerdos que surjan como respuestas a las siguientes interrogantes:
- ¿Qué competencias y aprendizajes significativos deseamos que
los niños y niñas desarrollen en nuestras escuelas y en los grados o niveles
educativos que tenemos bajo nuestra responsabilidad?
- ¿Qué actividades y experiencias educativas vamos a seleccionar
para que los niños y niñas construyan sus propios aprendizajes?
- ¿Cómo organizaremos los aprendizajes significativos:
asignaturas, áreas o desarrollos interdisciplinarios?
- ¿Cuál será la mejor manera de planificar y organizar el
currículo: unidades de aprendizaje, proyectos, centros de interés, temas
transversales u otros?
- ¿Cuál será la secuencia de los aprendizajes y cuándo se
desarrollarán cada una de las competencias seleccionadas?
- ¿Cómo evaluaremos los aprendizajes?
d) Constantemente el maestro, la maestra y los
administradores educativos, al igual que los y las estudiantes y la comunidad
educativa, deben formarse continuamente, mantener una dinámica de estar
abiertos al cambio en el marco de un trabajo solidario y de un proyecto público
común. El currículo nacional o regional constituye un proyecto que le da unidad
a las aspiraciones que los ciudadanos guatemaltecos tienen en términos de la
formación de cada miembro de nuestra sociedad. Esta noción de currículo resulta
ser un documento que puede llegar a ser una realidad. Al final de cuentas su
concreción depende de la decisión y de la práctica efectiva de sus principios y
orientaciones en nuestras escuelas y, más concretamente, en nuestras aulas. Por
ello, el currículo real es el que ocurre en la escuela, bajo la direccionalidad
y orientación del currículo nacional. Lo que sugiere esta manera de abordar el
currículo es que los distintos actores que participan en su construcción tienen
una tremenda responsabilidad, puesto que los actores deben de tener claro a qué
tipo de persona estamos formando y qué tipo de sociedad estamos construyendo.
Esto significa que cuando diseñamos, planificamos, desarrollamos y evaluamos
currículo, estamos construyendo una educación con calidad, pertinencia, relevancia,
equidad y con la certeza de formar integralmente a nuestros niños y niñas.
¿Qué modelo curricular se aplica a nuestro contexto?
Uno de los desafíos más grandes que enfrenta nuestro sistema
educativo es el mejoramiento de la calidad de la educación, haciendo más pertinente
y relevante la práctica educativa. Pareciera ser que nuestras escuelas afrontan
dificultades para atender la problemática e intereses de la niñez, la juventud
y, en general, de la comunidad educativa y de la sociedad en su conjunto. Por
ello, la Reforma Educativa señala como una política fundamental mejorar la
calidad de la educación mediante la transformación del currículo, para
responder a las características propias de las comunidades, pueblos y regiones
del país dando prioridad al desarrollo de destrezas, valores y conocimientos
relacionados con temas tales como: ciudadanía, democracia, cultura de paz,
multiculturalidad e interculturalidad, trabajo productivo, desarrollo
sostenible, desarrollo del pensamiento crítico y el uso creciente de la tecnología
en la educación. Mejorar la calidad de la educación y transformar el currículo
plantea como objetivo fundamental el favorecer la participación de los
estudiantes, padres de familia, maestros y la comunidad en general para
articular un proceso pedagógico descentralizado, flexible y democratizador. Se
busca que la escuela se convierta en un centro educativo de la comunidad en la
que todos los sujetos se constituyan en actores que contribuyan en la
formulación de proyectos curriculares que satisfagan las necesidades básicas de
aprendizaje, a través de un proceso de indagación, reflexión, diálogo y
compromiso para transformar su entorno social y cultural. En este sentido, se
pretende que los niños y los jóvenes guatemaltecos, con la participación de la
comunidad, puedan dar significado a su propio proceso de aprendizaje. Después
de todo, la educación pretende satisfacer con dignidad las necesidades de la
comunidad educativa que reconoce la diversidad cultural y la convergencia de
diferentes criterios e intereses de la población. Por tanto, se pretende crear
canales de participación de la comunidad y de los estudiantes que permitan dar
a la práctica pedagógica la relevancia social, la pertinencia cultural y el
logro de aprendizajes significativos. Sin embargo, las propuestas pedagógicas
que ofrecen las escuelas se han visto limitadas en cuanto a integrar los
intereses de los estudiantes, siendo estos últimos el centro del proceso
educativo y, a la vez, contextualizar los aprendizajes en la problemática
personal, comunitaria y nacional. El proceso de diálogo demanda especial
organización de las actividades de aprendizaje consideradas en los proyectos
curriculares. En este sentido, se recomienda seguir la siguiente lógica en la
selección, organización y desarrollo de las actividades de aprendizaje:
- Primero, se sugiere el desarrollo de actividades de investigación y análisis
acerca del problema que orienta la realización del proyecto curricular. Al
respecto, es conveniente revisar las diferentes creencias y relatos religiosos,
científicos, míticos y otros que la comunidad y el educando usan para explicar
y comprender la presencia del problema. Esto demanda actividades, tales como
entrevistar a los miembros de la comunidad y de la familia, la lectura de
libros y revistas, escuchar cuentos y narraciones de los ancianos de la
comunidad, visitar lugares y observar fenómenos relacionados. Se pretende
partir del conocimiento y de los valores cotidianos de la comunidad mediante
los cuales se articulan los comportamientos respecto al problema que es motivo
del tratamiento educativo.
- Segundo, se recomienda realizar actividades tales como:
trabajos en grupos, exposiciones orales y escritas, invitar a miembros de la
comunidad para dar conferencias en la escuela, promover debates escolares y
elaborar materiales escritos. Todo ello con el fin de que el estudiante pueda
construir explicaciones comprensivas del problema estudiado.
- Tercero, finalmente se pueden realizar actividades que
permitan a los educandos negociar y acordar actividades de beneficio a la
comunidad y a la escuela. Se trata de que los estudiantes puedan realizar
acciones de consenso que ayuden a prevenir, concienciar y, de ser posible, dar
soluciones a la problemática que dio origen al proyecto curricular.
Se persigue
que los estudiantes puedan usar y aprovechar los recursos humanos y materiales
existentes en la comunidad y la escuela. Algunas de las actividades que se
pueden organizar son: montar obras de teatro, producir materiales y objetos,
construir huertos escolares, reparar la escuela, cultivar árboles, realizar
desfiles, marchas conmemorativas, campañas de salud, organizar clubes,
campeonatos deportivos, actos culturales, exposiciones artísticas, concursos
literarios, rifas, grupos de protección del ambiente, patrullas escolares y
comité de emergencia, entre otras. Como se pone de manifiesto, los estudiantes
cumplen un papel activo consciente y participativo, mientras que los maestros
ejercen un rol eminentemente coordinador y facilitador del proceso de aprendizaje,
en general, y promueven el diálogo entre los educandos, en particular. El
maestro coordina y favorece las actividades que ponen a los estudiantes en
contacto con otros miembros de la comunidad, tales como: agricultores,
carpinteros, empresarios, artistas, científicos, médicos, ingenieros,
sacerdotes, pastores, comadronas, miembros de ONG’s, miembros de patronatos,
padres y madres de familia, etc.
