sábado, 18 de febrero de 2017

Hacia un enfoque curricular incluyente y aplicado al contexto


Que es el currículo

“Un currículo es la concreción específica de una teoría pedagógica para volverla efectiva y asegurar el aprendizaje y el desarrollo de un grupo particular de alumnos para la cultura, época y comunidad de la que hacen parte. Un currículo es un plan de construcción (y formación) que se inspira en conceptos articulados y sistemáticos de la pedagogía y otras ciencias sociales afines, que pueden ejecutarse en un proceso efectivo y real llamado enseñanza. El currículo es la manera práctica de aplicar una teoría pedagógica al aula, a la enseñanza real. El currículo es el mediador entre la teoría y la realidad de la enseñanza, es el plan de acción específico que desarrolla el profesor con sus alumnos en el aula, es una pauta ordenadora del proceso de enseñanza. (Posner, Colombia. 1998)”

Cuando hablamos del proceso de currículo y la planificación educativa lo hacemos pensando en la necesidad que tienen los maestros y maestras y la comunidad educativa en general de seleccionar de manera apropiada el conjunto de experiencias educativas y aprendizajes que permitan la formación integral de las niñas y niños guatemaltecos. En este sentido, el currículo se concibe como una acción consciente, racional y sistemática dirigida hacia la realización de un conjunto de fines intencionalmente propuestos por una comunidad para dar respuesta a los requerimientos y demandas de formación de los ciudadanos guatemaltecos. En la actualidad podemos afirmar que la planificación en el desarrollo curricular es una tarea indispensable dado que el extraordinario desarrollo cultural, artístico, científico y tecnológico que ha alcanzado la humanidad, en cuenta la sociedad guatemalteca con todas sus diferencias culturales, demanda la selección y organización de conjuntos de experiencias y aprendizajes pertinentes y relevantes que logren dar y hacer sentido a la vida de las personas y las sociedades. De hecho, una sola vida no basta para acumular o desarrollar aprendizajes expresados en conocimientos, valores, actitudes, experiencias y significados que una sociedad produce. 

Adicionalmente, la escuela va más allá de aquellos aprendizajes que los individuos adquieren en sus hogares, en el barrio, en la comunidad, en los medios de comunicación social o en cualquier otra expresión de la vida cotidiana aún más, en casos como el de nuestro país, después de los acuerdos de paz, a la escuela o a los centros educativos, les corresponde la función de generar nuevos conocimientos y nuevas prácticas de convivencia social. Los niños y las niñas, los padres y madres de familia, miembros de la sociedad civil, autoridades y, fundamentalmente, maestros y maestras, directores y personal administrativo encargados de la educación están llamados a través del ejercicio de su labor educativa, a transformar la sociedad guatemalteca en función de los ideales propuestos en la Constitución Política de la República, en la Ley de Educación Nacional y en la Reforma Educativa. Una sola vida no basta para aprender todos los conocimientos y prácticas que nuestras sociedades generan, así como la escuela no es capaz de proponer la totalidad de la riqueza cultural, social y científica de nuestras civilizaciones. Cuando hablamos del proceso curricular y de su planificación nos estamos refiriendo al proceso de selección y organización de las acciones que se llevan a cabo en las escuelas y la generación de proyectos de procesos de aprendizaje social, culturalmente pertinentes y altamente relevantes. Por tanto, el proceso de planificación parte de la revisión de las necesidades de la población, de los intereses y necesidades de los estudiantes y de las expectativas sociales expresadas en los programas nacionales. Esto quiere decir que la planificación curricular tiene como fin la organización, desarrollo y evaluación del aprendizaje y determinar los fines, objetivos y particularmente, el qué, el cómo el cuándo, el quiénes y cómo evaluamos los procesos de aprendizaje. Algunos teóricos del currículo han llegado afirmar que el currículo puede ser visto como un espacio de conflicto entre distintas posiciones. En algunos casos las diferencias entre una aproximación y otra pueden ser tan grandes que resultan posiciones contradictorias. Esto no nos debe asustar o confundir. Por el contrario, esto permite construir prácticas educativas democráticas que podamos consensuar entre distintas posiciones. De hecho en una misma escuela, entre la directora, la supervisora y la maestra hay distintas formas de ordenar desarrollar las acciones educativas. Por ello, se requiere que todos trabajemos como un equipo cooperativo de trabajo. Algunos maestros enfatizan en el conocer, otros en el saber hacer o el aprender a convivir, para otros es el aprender a ser, el aprender a aprender y el aprender a lo largo de toda la vida. Un currículo integral y democrático une todas estas dimensiones de los aprendizajes.

El currículo ¿porque es importante contar con él?

Una de las acciones y prácticas educativas más complejas, la constituye lo que denominamos por currículo. Todos tenemos que ver con él, pero poder comprenderlo se ha convertido en una tarea sumamente difícil. En realidad, el carácter ideal de lo que denominamos como “currículo nacional”, como cualquier otro proyecto o plan, está sujeto a las condiciones reales que existen en nuestras escuelas y aulas. De hecho, los distintos actores educativos, incluyendo alumnos, maestros, padres de familia y comunidad en general, propician una dinámica de aprendizaje que de una u otra manera tiene relación con las expectativas generadas por los proyectos curriculares que se diseñan por las oficinas técnicas de los Ministerios de Educación. Para un estudiante quien ve el currículo como el conjunto de conocimientos que se han de aprender, los cuales están distribuidos por asignaturas durante un horario regular de clases, evaluado cada mes con un conjunto de reportes en donde los padres y madres de familia o encargados correspondientes, tienen la idea no sólo de los resultados de los exámenes, sino que también una valoración de la conducta que se tuvo en la escuela a consideración de los maestros y del conjunto de actitudes y comportamientos que son requeridos por parte de una persona tales como disciplina, responsabilidad, limpieza, orden, atención, etc.  
Por otra parte observamos que para los maestros el currículo consiste en un programa de estudios que se debe enseñar en un año escolar a los estudiantes, generalmente el programa de estudios ha sido escrito por otros, quienes raras veces entienden las condiciones en las que se encuentran nuestras escuelas y que regularmente atentan contra su libertad de enseñanza, juicios y experiencias en las aulas de una escuela rural o de la ciudad capital sin muchos recursos y medios educativos. El currículo, aparece como un requerimiento que nos demanda una planificación que se complica si se considera el número de disciplinas o asignaturas que debemos desarrollar, el número de contenidos que se deben de cumplir durante un año, el conjunto de problemas que se tienen que resolver por la dinámica de interrelaciones de los estudiantes, padres de familia y directores de escuela. En muchos casos la planificación es difícil para el maestro, ya que debe realizarla para diversos grados que atiende en la escuela y cumplir con las funciones de director del establecimiento: preocupándose por la falta de escritorios, de libros de texto, de cuadernos y de otros recursos necesarios para su buen desempeño. Sin contar con los reportes que constantemente tiene que ofrecer a los padres de familia, quienes se debaten entre pedirle todo su apoyo para educar y disciplinar a sus hijos o la inconformidad por no cumplir bien con su función en el ejercicio del magisterio, asimismo la preocupación que genera el tener bajos salarios y en algunas ocasiones el tener que correr a otra escuela o colegio y volver a la dinámica anteriormente descrita.

Podemos decir entonces que el currículo conlleva la participación de diversos actores, cada uno con sus ideas, intereses y experiencias. En el caso de los maestros de las escuelas primarias el currículo tiene la finalidad de orientar la labor docente y parte fundamental será su compromiso con las acciones de formación de la niñez. Por ello, el currículo del nivel primario deberá tener en cuenta cuatro aspectos importantes:
 a) Debemos de promover la participación de los diversos actores en la planificación y desarrollo curricular. A partir de las propuestas curriculares que provienen de los niveles nacionales o regionales, las y los maestros deben asumir un liderazgo, facilitar y mediar procesos de aprendizaje y su planificación, dando participación a los y las estudiantes, y comunidad educativa en general. 
b) La formación integral de la persona implica que exista una buena comunicación entre los diversos actores, especialmente en la elaboración de un proyecto curricular del centro educativo, en donde todos aprenden juntos como equipos de trabajo cooperativo, dándole unidad a los aprendizajes que un niño o una niña construye desde los niveles iniciales hasta los niveles superiores.
c) Los procesos de planificación y desarrollo curricular deben de considerar la generación de un consenso, que incorpore los acuerdos y desacuerdos que surjan como respuestas a las siguientes interrogantes:

  • ¿Qué competencias y aprendizajes significativos deseamos que los niños y niñas desarrollen en nuestras escuelas y en los grados o niveles educativos que tenemos bajo nuestra responsabilidad?
  • ¿Qué actividades y experiencias educativas vamos a seleccionar para que los niños y niñas construyan sus propios aprendizajes?
  • ¿Cómo organizaremos los aprendizajes significativos: asignaturas, áreas o desarrollos interdisciplinarios?
  • ¿Cuál será la mejor manera de planificar y organizar el currículo: unidades de aprendizaje, proyectos, centros de interés, temas transversales u otros?
  • ¿Cuál será la secuencia de los aprendizajes y cuándo se desarrollarán cada una de las competencias seleccionadas?
  • ¿Cómo evaluaremos los aprendizajes?


d) Constantemente el maestro, la maestra y los administradores educativos, al igual que los y las estudiantes y la comunidad educativa, deben formarse continuamente, mantener una dinámica de estar abiertos al cambio en el marco de un trabajo solidario y de un proyecto público común. El currículo nacional o regional constituye un proyecto que le da unidad a las aspiraciones que los ciudadanos guatemaltecos tienen en términos de la formación de cada miembro de nuestra sociedad. Esta noción de currículo resulta ser un documento que puede llegar a ser una realidad. Al final de cuentas su concreción depende de la decisión y de la práctica efectiva de sus principios y orientaciones en nuestras escuelas y, más concretamente, en nuestras aulas. Por ello, el currículo real es el que ocurre en la escuela, bajo la direccionalidad y orientación del currículo nacional. Lo que sugiere esta manera de abordar el currículo es que los distintos actores que participan en su construcción tienen una tremenda responsabilidad, puesto que los actores deben de tener claro a qué tipo de persona estamos formando y qué tipo de sociedad estamos construyendo. Esto significa que cuando diseñamos, planificamos, desarrollamos y evaluamos currículo, estamos construyendo una educación con calidad, pertinencia, relevancia, equidad y con la certeza de formar integralmente a nuestros niños y niñas.


¿Qué modelo curricular se aplica a nuestro contexto?


Uno de los desafíos más grandes que enfrenta nuestro sistema educativo es el mejoramiento de la calidad de la educación, haciendo más pertinente y relevante la práctica educativa. Pareciera ser que nuestras escuelas afrontan dificultades para atender la problemática e intereses de la niñez, la juventud y, en general, de la comunidad educativa y de la sociedad en su conjunto. Por ello, la Reforma Educativa señala como una política fundamental mejorar la calidad de la educación mediante la transformación del currículo, para responder a las características propias de las comunidades, pueblos y regiones del país dando prioridad al desarrollo de destrezas, valores y conocimientos relacionados con temas tales como: ciudadanía, democracia, cultura de paz, multiculturalidad e interculturalidad, trabajo productivo, desarrollo sostenible, desarrollo del pensamiento crítico y el uso creciente de la tecnología en la educación. Mejorar la calidad de la educación y transformar el currículo plantea como objetivo fundamental el favorecer la participación de los estudiantes, padres de familia, maestros y la comunidad en general para articular un proceso pedagógico descentralizado, flexible y democratizador. Se busca que la escuela se convierta en un centro educativo de la comunidad en la que todos los sujetos se constituyan en actores que contribuyan en la formulación de proyectos curriculares que satisfagan las necesidades básicas de aprendizaje, a través de un proceso de indagación, reflexión, diálogo y compromiso para transformar su entorno social y cultural. En este sentido, se pretende que los niños y los jóvenes guatemaltecos, con la participación de la comunidad, puedan dar significado a su propio proceso de aprendizaje. Después de todo, la educación pretende satisfacer con dignidad las necesidades de la comunidad educativa que reconoce la diversidad cultural y la convergencia de diferentes criterios e intereses de la población. Por tanto, se pretende crear canales de participación de la comunidad y de los estudiantes que permitan dar a la práctica pedagógica la relevancia social, la pertinencia cultural y el logro de aprendizajes significativos. Sin embargo, las propuestas pedagógicas que ofrecen las escuelas se han visto limitadas en cuanto a integrar los intereses de los estudiantes, siendo estos últimos el centro del proceso educativo y, a la vez, contextualizar los aprendizajes en la problemática personal, comunitaria y nacional. El proceso de diálogo demanda especial organización de las actividades de aprendizaje consideradas en los proyectos curriculares. En este sentido, se recomienda seguir la siguiente lógica en la selección, organización y desarrollo de las actividades de aprendizaje: 

  1. Primero, se sugiere el desarrollo de actividades de investigación y análisis acerca del problema que orienta la realización del proyecto curricular. Al respecto, es conveniente revisar las diferentes creencias y relatos religiosos, científicos, míticos y otros que la comunidad y el educando usan para explicar y comprender la presencia del problema. Esto demanda actividades, tales como entrevistar a los miembros de la comunidad y de la familia, la lectura de libros y revistas, escuchar cuentos y narraciones de los ancianos de la comunidad, visitar lugares y observar fenómenos relacionados. Se pretende partir del conocimiento y de los valores cotidianos de la comunidad mediante los cuales se articulan los comportamientos respecto al problema que es motivo del tratamiento educativo.
  2. Segundo, se recomienda realizar actividades tales como: trabajos en grupos, exposiciones orales y escritas, invitar a miembros de la comunidad para dar conferencias en la escuela, promover debates escolares y elaborar materiales escritos. Todo ello con el fin de que el estudiante pueda construir explicaciones comprensivas del problema estudiado.
  3. Tercero, finalmente se pueden realizar actividades que permitan a los educandos negociar y acordar actividades de beneficio a la comunidad y a la escuela. Se trata de que los estudiantes puedan realizar acciones de consenso que ayuden a prevenir, concienciar y, de ser posible, dar soluciones a la problemática que dio origen al proyecto curricular. 


Se persigue que los estudiantes puedan usar y aprovechar los recursos humanos y materiales existentes en la comunidad y la escuela. Algunas de las actividades que se pueden organizar son: montar obras de teatro, producir materiales y objetos, construir huertos escolares, reparar la escuela, cultivar árboles, realizar desfiles, marchas conmemorativas, campañas de salud, organizar clubes, campeonatos deportivos, actos culturales, exposiciones artísticas, concursos literarios, rifas, grupos de protección del ambiente, patrullas escolares y comité de emergencia, entre otras. Como se pone de manifiesto, los estudiantes cumplen un papel activo consciente y participativo, mientras que los maestros ejercen un rol eminentemente coordinador y facilitador del proceso de aprendizaje, en general, y promueven el diálogo entre los educandos, en particular. El maestro coordina y favorece las actividades que ponen a los estudiantes en contacto con otros miembros de la comunidad, tales como: agricultores, carpinteros, empresarios, artistas, científicos, médicos, ingenieros, sacerdotes, pastores, comadronas, miembros de ONG’s, miembros de patronatos, padres y madres de familia, etc.



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